Últimamente no tengo muchas ganas de escribir, de modo que he rescatado un escrito que hice hace bastante tiempo. Es de las pocas cosas "no tristes" que he escrito y me recuerda como todos los problemas pueden ser eclipsados por un sentimiento superior. No es un buen relato, ni siquiera lo llamaría así, pero refleja ideas y sensaciones bastante personales.
LOCURA
Sin más motivo que la curiosidad por conocerme, comencé este viaje, un viaje al interior de mi mente. Metido en un pensamiento aparecí frente a una forma armoniosa, en apariencia perfecta. Pero tal armonía no era más que la materialización del caos. Millones de pensamientos chocaban entre sí, para rebotar y salir depedidos en direcciones diferentes, siempre en un continuo cambio. Hilos de ideas tejían un ovillo de existencia que dista mucho de la realidad establecida. Una mente, una realidad diferente. Los rectos caminos de la razón eran curvados y retorcidos por las emociones, formando unos nudos de verdades que bien podrían llamarse mentira. La lógica, siempre tan recta y aburrida, adquiría mil formas por la atracción de los sentimientos. Una mente tan rígida en el pasado había devenido en un amasijo mutable y cambiante, pero que siempre conserva una forma exterior, como una esfera de cristal llena de agua. Seguí mi viaje descendiendo hasta donde nacen los sentimientos, y descubrí que era el amor el que había roto la cadena que ataba mi mente a tierra y ahora flota a la deriva, rodeada de una oscuridad tangible y al mismo tiempo vacía. Mi mente bailaba en la oscuridad, rodeada por un halo de luz que no era más que el destello producido por mi corazón. Y así, como una luciérnaga en la noche, la esfera deambulaba sin un rumbo fijo, sin otra luz ni faro que la guíe. Pero surgió otra luz, igual de perdida, y con un brillo intermitente, que proyectó un lumínico haz sobre mí, y sin otra cosa a la que mirar marcó mi destino. Ya avanzaba sin oscilar, con un rumbo fijo, en línea recta como lo hacían los pensamientos de la razón antaño, pero no era ésta el motivo. Eran los sentimientos el guía en la oscuridad de mi locura. Y así las dos luces chocaron en la oscuridad, y todo quedó iluminado, y ya nunca más hubo vacío, todo eran bellas formas nunca antes vistas, iluminadas por vivos colores. Al final de la locura encontré la luz, y en ella desapareció el vacío de mi existencia.