viernes, diciembre 22, 2006

Marionetas en las sombras

Como ya os he comentado a más de uno, me gustaría hacer un blog donde todos podamos participar poniendo nuestras creaciones literarias para compartirlas. Así que tras insistir a un amigo mío he conseguido que acceda a dejarme colgar una cosa. A ver si os animáis (y no miro a Tomás y a Raúl) los demás.


"Buenas:

Soy un amiguito de Nergal que vive en Valencia. El insiste en que tengo talento para escribir, aunque no sé si tendrá razón o que, yo creo que exagera un poco. Bueno, como me ha insistido le he dado permiso para que cuelgue un relatillo inconcluso que escribí hace unos años. Más adelante le pasaré algunos relatos más nuevos y si os van gustando que los cuelgue.

Un saludo.
Razyel."

MARIONETAS EN LAS SOMBRAS

Minos tira el cigarrillo antes de entrar en el oscuro callejon. Las nubes ocultan ocasionalmente la luz de la luna y la polucion la dispersa en mil sombras brumosas. El sonido metalico de las botas contra el suelo rompe el apacible silencio, mezclado con los ruidos de la urbe a sus espaldas.

- Aqui me tienes. - Minos mete las manos en los bolsillos, aguardando. Juguetea nervioso con una moneda con la punta de los dedos.

Una forma se retuerce lentamente en un mugriento rincon. Una garganta sucia e inhumana carraspea y una voz sibilina entona un chirrido molesto:

- Llegas pronto, brujo. - Un cubo de basura se arrastra debilmente mientras la forma se contorsiona en su rincon. - Pero Roña es buena... no te devorare esta noche.

- Permite que lo dude. - Minos tuerce el gesto despectivamente, el olor a podrido es repulsivo. - ¿Encontraste aquello de lo que hablamos?

- Siempre encuentro lo que los hombres olvidan, cachorrillo... Tu busqueda es antigua, y se remonta a los origenes del hombre. Es dificil encontrar eso que tanto te turba. - Unos ojillos maliciosos reflejan por un instante la debil luz que llega al putrido rincon, y unos leves suspiros guturales anuncian la risilla que emana del ser.

Minos frunce el ceño, la colera sube desde el estomago y el corazon se le inflama... El ambiente se carga de cierta estatica.
- No he venido a jugar. No quiero rodeos. Quiero nombres. Ahora... - La amenaza que exuda su voz paraliza por un momento los contorsionismos de la forma oscura.

- Mi delicioso cachorro... Siempre hay nombres. Los pergaminos de Scipio te ayudaran.

Una descarga de energia envuelve a Minos. Un ser de energia azulada habla con la voz del mago.

- A mi regreso me cobrare tu deuda... No podras escapar por siempre.

El ser azulado desaparece en un chispazo de pura energia electrica. El callejon se ilumina con un tono violaceo mientras el ser del rincon se arrastra a resguardo tras un cubo.

- Mi dulce aperitivo... Tambien hay siempre una salida.

A varios kilometros del callejon se alza un mausoleo, mas antiguo de lo que nadie recuerda. Es la tumba mas vieja del cementerio del norte, muy anterior a la construccion del mismo; nadie trae ya a sus muertos aqui. Simbolos cristianos se mezclan con rituales y ofrendas paganas, regalo para deidades nunca del todo olvidadas. Nadie osa acercarse de noche, todos los mendigos hablan del demonio que domina el lugar. Una luz azulada aparece en lo alto de una loma, seguida de un chasquido y de una forma humana. Las gafas de sol reflejan la luz de la luna, mientras los ojos de Minos examinan la antigua construccion. El trinario emite tres ligeros pitidos y Minos comprueba la pistola en la sobaquera.

- Siempre quise conocer a un conquistador romano... - Minos se acerca cautelosamente al Mausoleo de los Reyes.

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Minos tradujo la maxima latina inscrita en la entrada del mausoleo; "Gobernar incluso desde la tumba". Encarco una ceja y medio sonrio.

- Curioso adagio... solo a un muerto se le ocurriria.

Musito unas palabras apenas audibles en un idioma que escasos humanos pueden conocer. Pudo sentir como la proteccion de los seres divinos le habia atendido. Reforzada su determinacion se adentro en la compacta oscuridad de la tumba.

Apenas si llegaba algo de luz nocturna al interior. El polvo lo cubrian todo con el cruel abrazo del tiempo; sarcofagos, relicarios, inscripciones, estatuillas... Todo irremisiblemente corroido por el devenir de un siglo tras otro. La sala no parecia tener otra entrada o salida. Minos sintio como si mil ojos se clavasen en su nuca, observando a un extraño hostilmente.

Suspiro y cerro los ojos, alejando de su mente las desagradables sensaciones de agonia y desesperacion eternas que le comenzaban a embargar. No se extraño de que nadie se acercara a aquel lugar... el anfitrion no era demasiado acogedor. Intento concentrarse en las corrientes de aire que surcaban la estancia; pronto pudo vislumbrar en su mente el dibujo de los patrones de diferencias de presion a su alrededor, pero ninguna corriente parecia adentrarse por ningun otro rincon que no fuese la entrada. Abrio los ojos, contrariado.

- A ver... ¿si fuese un muerto que sistema de seguridad pondria?

Minos desconocia los secretos que la roca viva y la piedra podian revelar, estaba mas alla de su conocimiento arcano. Penso en alguna alternativa mientras escrutaba con vision perfectamente adaptada a la oscuridad todos los rincones del mausoleo. Entre un monton de cascotes encontro el craneo de un perro, extremadamente grande y de rasgos extrañamente siniestros y amenazantes. El esqueleto se arremolinaba entre los desechos. Fruncio el ceño y siguio explorando la estancia, tocando cualquier posible ranura o relieve capaz de actuar como una especia de llave. Penso que algun posible interruptor podria esconderse entre los restos mortales de alguno de los sarcofagos, y la idea de abrir y comenzar a buscar en el interior no le agrado demasiado.

Un agudo sonido de dolor estremecido le saco de sus pensamientos, desenfundando rapidamente la Walther P99 de la sobaquera. Un figura emborronada se abalanzo sobre el, atacando desde los limites de la vision de Minos. El brutal golpe por su costado derecho hizo saltar el arma por los aires mientras se debatia en el suelo con una cosa de famelica mirada verdecina, cual ente fantasmal sediento de sangre caliente. Con una fuerza desmesurada aplasto a Minos contra un sarcofago, cargando con la cabeza. Sintio como la proteccion que habia invocado antes de entrar le salvo de las heridas que salvajemente intentaba infligirle el ente. Por primera vez pudo observar que el esqueleto del perro era su atacante.

Atajando el terror que amenazaba con paralizarle concentro rapidamente sus energias en una descarga de aire arremolinado que estrello la cosa contra una pared, desconchandola con el coque.

- Igsha'lal deslorhe, Furlue'h sehyjai! - Minos gesticulo controlando las energias magicas que creaba su espiritu, enfocando un viejo sortilegio contra entes resucitados. El esqueleto se alzo de nuevo con un profundo gruñido que parecio provenir de mas alla del mundo de los muertos. Su fantasmal voz reverbero en la cupula, haciendo mas ominosa la amenaza. - Vale, no funciona...

El tremendo esqueleto observo con sus brumosos ojos verde brillante, cual perro de presa listo para avanzar, buscando un buen angulo de ataque, acercandose con un gruñido continuo, amenazante, hambriento... Minos se apoyo contra un sarcofago, preparando su defensa, dandose cuenta que este se habia abierto. Mirando con el rabillo del ojo observo como una mano desprovista de carne, excepto por un par de retales de piel podrida, estaba abriendo la pesada tapa de piedra tallada. Un escalofrio sacudio su columna vertebral, de arriba a abajo, poniendole la piel de gallina. Miro atemorizado como mas tapas de piedra se movian por toda la estancia, mortalmente lentos. Intentando controlar el terror primario que atenazaba su corazon cerro los ojos. El perro corrio un par de metros escasos y salto velozmente hacia Minos... estrellandose contra un muro invisible que protegia al mago, haciendolo trastabillar por la salvaje embestida.

Unos destellos de energia comenzaban a rodearlo, acumulandose en torno a su cabeza, canalizandola hacia brazos y piernas. Estaba en una posicion similar a una estrella de cinco puntas, alineando energia en un invisible pentagrama de energias esenciales. Una sacudida de corrientes primarias canalizo el conjuro, creando una especie de aura a su alrededor. Minos extendio una mano hacia el esqueleto del animal, cayendo este de pronto tras un chorro de poderosa materia espiritual. El esqueleto quedo inerte en el suelo, sin ningun rastro de animacion extraterrena. Se acerco al umbral, preparandose para abatir a los espectros que se alzaban.

- Venid pequeños... Este si funciona y lo he inventado yo.

El trinario emitio dos pitidos agudos, indicando que la carga deberia estar lista. El silencio se abatio sobre el mausoleo, roto tan solo por el arrastrar de pies descarnados. Una luz mortecina empezo a rasgar la noche desde el interior, con rapidos destellos similares a relampagos.

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- Sigo sin entenderlo... - Minos encendio un cigarrillo y se puso a juguetear con el zippo, distraido. Estaba sentado sobre una roca frente al mausoleo. El humo se arremolinaba en torno a su cabeza, danzando a la luz de la luna. Se coloco las gafas de sol en la frente, pensativo. Estaba cansado y no lograba hallar un camino a los pasadizos que sabia se hallaban en el subsuelo de la construccion. Se levanto y entro con paso cansino, apartando huesos secos y vestiduras raidas por el tiempo. Piso el craneo de un perro enorme, haciendolo añicos.

- Perdona chucho... - Minos observaba distraido los relieves inscritos en la piedra de la pared circular y el techo, intentando desentrañar algun secreto oculto. Estaban muy deteriorados, y dificilmente podria descifrarse algun mensaje de ellos, si es que alguna vez lo hubo. Pensaba continuamente en el mecanismo secreto que sabia abria el camino. Tenia cierta informacion al respecto de la entrada, pero no detalles exhaustivos.

- Joder, ¡claro! - Sonrio aliviado al observar unos jeroglificos inscritos en una plancha de metal circular en el centro de la cupula que coronaba la tumba, a unos quince metros de altura. Se asomo por un instante al exterior, expulsando aire y concentrandose, intentando asegurarse de que nadie interrumpiria su labor. No hallo signo alguno de vida en los alrededores y entro de nuevo.

Cogio un saquito color granate de un bolsillo de la garbardina, abriendo la correa que aseguraba el contenido y metio la mano. Lo guardo donde estaba y rapidamente se puso a entonar un cantico conocido, familiar, esparciendo unos polvillos levemente brillantes en un circulo en torno a el y sobre si mismo, acompañandolo de gesticulaciones leves pero concisas y de terminaciones vehementes. Miro de nuevo al techo y expandio los brazos, separandose los pies del suelo y levitando lentamente hacia arriba con una ultima oracion al orden cosmico. Se detuvo frente a la oxidada plancha metalica, examinando los relieves inscritos en perdidas lenguas arcanas y un saliente central, con forma de esfera. Examino las anotaciones que almacenaba en el trinario y comenzo a presionar los sellos en un orden especificado, cogiendo finalmente la esfera color bronce enmohecido y hundiendola en el techo, con un giro final hacia la derecha.

Un resorte sono con un chasquido sordo, y la negra estatua de obsidiana de un angel de rostro desfigurado y alas quebradas se hundio en el suelo, dejando libre tras de si la entrada a un pasadizo en el contrafuerte que custodiaba. Minos sonrio y descendio de nuevo. El trinario pito dos veces rapidamente, dando por concluido el algoritmo de decodificacion. Cogio el arma de la sobaquera y se adentro en el negro tunel que le aguardaba.

- Y bien, "el Africano"... ¿que mas regalos tendras preparados para tu humilde visitante?

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El aire del subterraneo era humedo, casi correoso. Minos se pregunto si alguna vez en mas de diez siglos se habria ventilado el lugar, la opresion del ambiente cargado era excesiva, con una cualidad eterna, asfixiante. La oscuridad era absoluta, un manto negro que se adheria al cuerpo de Minos, tratando de sofocarlo. Sin embargo podia ver en la completa negrura sin problemas, como cualquier persona podria hacerlo a la luz del mediodia, a pesar de las tinieblas que trataban de estrangular su animo y, quizas, su cuello.

- Si Edson, tranquilo, merecera la pena todo esto. Te prometo que lo merecera... O ardera todo en llamas. - Minos hablaba para si mismo, siseando iracundo. No le habia hecho ninguna gracia el recibimiento de arriba. - El conquistador sera amable y acogedor, o se convertira en el monton de polvo que deberia haber sido hace mucho...

De pronto una luz ilumino el goteante pasillo de roca viva, una serie de pequeñas esferas blancas brillaban vigorosas, suspendidas en el techo aparentemente sin ayuda alguna. Minos cerro los ojos con fuerza, doloridos, llevandose las manos a la cara con un grito de dolor.

- ¡La madre que....! - Minos se cubrio con un brazo, tratando de acostumbrarse a la nueva iluminacion. Amartillo el arma y continuo avanzando, despacio, con los ojos abiertos por una rendija. - Asi que el muerto quiere jugar... Pues bien, de acuerdo, vamos a jugar.

Con el rostro en una visible muestra de enfado siguio caminando por la roca toscamente excavada. El pasaje no habia dejado de descender hasta encontrar al fin un recodo, al cabo de una media hora. Se asomo con cuidado, utilizando sus sentidos misticos entrenados durante años. Vio que la roca desembocaba en un pasillo enlosado en suelo, paredes y techo. Las blancas losas tenian frescos dibujados con increible calidad, perfectamente conservados, pero de una edad considerable, alrededor de un milenio como minimo segun estimo Minos. Representaban escenas cotidianas de la epoca de la civilizacion romana, con nobles descansando en verdes jardines, comiendo frescas frutas servidas por esclavos de distintas razas, o cazando el extinto leon europeo, con lanzas y subidos en briosos corceles.

- No si encima tendra su corazoncito... Añora su tiempo, largamente agotado - Minos sonrio con sorna. Al fin y al cabo tampoco habia esperado un buen recibimiento por parte de aquel antiguo no muerto; su reputacion como anfitrion entre los entes sobrenaturales que sabian de el no era muy halagüeña. Habia venido a negociar, lo quisiese el muerto o no. Tenia medios, pero un ser tan antiguo debia ser indeciblemente astuto y manipulador. Suspiro dos veces, tranquilizo su mente y continuo adelante, doblando el recodo, andando con sumo sigilo.

El pasillo continuaba adelante, la humedad era mucho menor en esta zona, y un suave sonido desde la lejania traia lo que parecia una dulce melodia. Los frescos de las paredes no tenian desperdicio, y serian el sueño de cualquier arqueologo curioso. Y estupido, penso Minos, si se atrevia a entrar en este lugar sin el permiso de su dueño. Trago saliva con una sonrisa condescendiente consigo mismo y continuo, esperando no haber cometido la ultima estupidez de su vida.

Transcurridos unos breves minutos encontro lo que parecia la entrada a una estancia mucho mas alta y ancha, flanqueada por dos estatuas de suave y pulido marmol blanco. Las estatuas, de cuerpo entero, que reposaban sus pies en repisas en el suelo, representaban sendas mujeres con habitos de plañideras y tunicas de luto, y ambas lloraban por sus frios ojos de piedra blanca un fluido carmesi, goteando hasta el suelo, cubriendo sus vestiduras en un reguerillo.

- Es sangre fresca... - Minos fruncio el ceño, se preguntaba de donde la sacarian las estatuas. Su pose tragica clamaba al cielo por una injusticia infinita, llorando amargamente. Sin duda representaban una escena impactante, juzgaba Minos. - Bueno, pero no me asustaras con un pequeño truco como este.

Minos paso al lado de las estatuas. Por un momento se planteo si no habian sido de carne y hueso en algun momento del pasado, dado el realismo con el que habian sido creadas. La sala que habia a continuacion era enorme; el techo se perdia en las tinieblas, a mas de 30 metros, las paredes estaban repletas de estanterias, escudos y espadas de una antigüedad reconocible, pero en un increible perfecto estado. Las enormes mesas de caoba sostenian cubiertos de oro y plata, jarrones con vinos de olores afrutados y otros licores, fruteros cubiertos de piedras preciosas de talla exquisita, repletos de fresas, uvas y manzanas de enorme tamaño, platos repletos de manjares y carne asada, humeante aun, con especias que levantarian el apetito aun despues de un copioso banquete. Las finas columnas de estilo jonico se alzaban hasta el lejano techo, y las estanterias de roble sostenian jarrones y enseres de una manufactura magistral. Todo era de origen romano y clasico, y se conservaba de manera increible.

Con la boca abierta por la impresion, se giro rapidamente al oir unas repentinas pisadas y notar la interrupcion de la suave melodia de arpa que sonaba de fondo. Una figura de casi dos metros le observaba tras la oscuridad de una rica tunica de color purpura fino que le cubria el cuerpo entero, trenzada de hilos de oro y palabras que semejaban latin. Minos aferro el arma, inquieto; la imperturbable figura avanzo hacia Minos con vaporoso movimiento, sin hacer ruido alguno.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Increible. Queremos leer el resto ya. Me ha tocado mi fibra sensible.

El intoxicador dijo...

voy a imprimirlo por que mis ojos de fumon no me permiten centrar la vista tanto tiempo en la pantalla, pero seguro kesta to wa xq ra es un figura

Nergal dijo...

No Pedro, éste lo ha escrito un amigo mío. Mola mucho más. La verdad es que crea un ambiente de tensión y suspense excelente. Yo también estoy deseando leer la continuación :D

Anónimo dijo...

muy bueno el relato,he leido cosas peores de autores consagrados,sigue asi

Nergal dijo...

Raúl di más bien que estás resacoso y si lees el relato estallará tu cabeza en un punzante dolor y ya opinarás cuando lo leas :D

PD Yo no te caliento para que arregles rencillas, pero es divertido picarte XD

Anónimo dijo...

a mi me parece un coñazo particularmente xDDDD me parece que se sobrecarga con tanta descripción, Hemmingway era una cosa pero bueno xD Pues eso, que ya si eso veo la peli xDDDD

Nergal dijo...

Esta juventud de hoy día... Todo lo que no sea la etiqueta de una botellea os da aperreo leerlo...